El duelo es una reacción normal ante la pérdida, ya sea de una persona querida, un animal, un objeto, etapa o evento significativo.
Cuando se habla de pérdidas y en especial de las pérdidas relacionadas a una persona, es una experiencia que necesita ser compartida, acompañada y respetada. Como doliente, es normal que se necesite saber que el dolor, tiene un impacto en los demás; así que, por lo general, las personas que han tenido una pérdida suelen valorar mucho la presencia y la compañía de las personas que aprecian.
Es importante tomar en cuenta que cuando el duelo se presenta, la personalidad, la psique de la persona, su historia, experiencias de vida y el sistema de afrontamientos que posee, más allá de las circunstancias de la muerte, tendrán que ver con la forma de asimilar el duelo.
Al presentarse el duelo, será importante dejar que la persona pueda sentir el dolor junto a todas las emociones que ello conlleva. Aceptar, que ese ser amado ya no está y que la pérdida es irreparable, será un momento inicial y crucial para el fortalecimiento de la persona.
Las emociones juegan un papel importante. En el duelo se produce un amplio rango de emociones tan desagradables (tristeza, rabia, menosprecio, hostilidad, miedo, culpa), como agradables (satisfacción por el deber cumplido y orgullo)
Los pensamientos son los responsables de la emoción y de la conducta humana. Los problemas emocionales surgen fundamentalmente cuando se hacen interpretaciones erróneas de la realidad.
El ajuste del duelo se producirá con una reconstrucción del significado de la pérdida o de las emociones previamente mantenidas.
EL APOYO EMOCIONAL RECIBIDO EN ESTOS PRIMEROS MOMENTOS CRUCIAL